jueves, 2 de octubre de 2008

La diosa y el centauro

Por:
Suarez Leandro
Dalsasso María Paula
Nassar Lucía


Existió una vez, un hombre llamado Adam. Él vivía en un lugar tranquilo y silencioso. En ese paraíso existía sólo la superficie terrestre, la cual era plana, donde había tierra solamente.
Un día, mientras Adam cazaba para alimentarse. La hermosa diosa de la ternura, Merlina, bajó del Olimpo para verlo. Su valentía la admiró y a él su ternura lo cautivó; en cuanto se vieron, se enamoraron profundamente y tomaron la decisión de traer un hijo al mundo, al que bautizarían Jerry.
Cuando el padre de Merlina, Socram, se enteró de que su hija había dado a luz y el padre era un mortal, se enojó tanto que quiso matar al pobre Adam. Merlina pudo salvarlo, pero como el poder y la ira de su padre eran tan poderosos, logró convertirlo en centauro. Adam sufrió una fuerte metamorfosis, pero aún así crió solo a su hijo con mucho cariño ya que la madre del pequeño fue forzada a volver al Olimpo.
Al pasar de los años el héroe creció y se convirtió en un joven fuerte y poderoso.
Socram, al ver que Adam seguía vivo lanzó un enorme meteorito. Cuando el joven héroe observó el meteorito, subió a la punta del árbol mas alto y con su arco y flecha le apuntó a su centro y disparó. Éste se fraccionó en mil pedazos los cuales cayeron en distintas partes de todo el mundo. Así se formaron las montañas y los valles ya que donde cayeron los pequeños fragmentos de meteorito se hicieron surcos en la tierra y los otros lugares quedaron más altos.
La diosa de la ternura, pensando que su esposo e hijo estaban muertos, empezó a llorar sin consuelo. Con los nuevos surcos más el llanto de Merlina se formaron los lagos y océanos.
Para esconderse del dios enfurecido, Jerry y Adam se trasladaron al valle que les pareció más bonito y le pusieron el nombre de Catamarca. Lo bautizaron así ya que esta fue la primer palabra de Jerry cundo era bebé, nadie sabe por qué, pero así fue.

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