martes, 30 de septiembre de 2008

KAKÁN

Por:
Florencia Bergesio Moreno (Floppy)

Al principio reinaba el silencio, solo existían el Sol, la Luna, las Estrellas y los 4 elementos (aire, agua, fuego, tierra). Luego aparecieron un grupo de seres humanos llamados Diaguitas, creados a partir de fragmentos de Estrellas.
El Sol y la Luna solo iluminaban una pequeña porción de Tierra, y los diaguitas no se atrevían a cruzar a la “zona Oscura” porque pensaban que era donde la vida se terminaba.
El jefe de los diaguitas, Kakán, era mitad dios, y era el que había inventado el lenguaje. Un día Kakán decidió subir al Cielo a hablar con los dioses:
- Hermano Sol, mis hombres están intranquilos. Se niegan a trabajar por temor de que la Oscuridad se los trague, y pierden la esperanza de vivir porque no tiene ningún propósito. – Explica Kakán
- Hermano Kakán, si tus hombres le temen a la Oscuridad la quitaré, pero antes de hacerlo, tus hombres deben encontrar su propósito en la vida. Y para ello, tú debes modificar el lugar en el que viven. Allí donde reina el silencio, crea diversión y desdicha, conflictos y esperanzas, vida y muerte. – ordena el Sol
- Lo haré, pero no podré lograrlo solo
- Te daré la ayuda de los cuatro elementos. Cumple tu trabajo y los librare de la Oscuridad…
En ese momento Kakán regresó a su tierra, con sus hombres esperándolo. Sin decir ni una palabra, se encaminó hacia el Oeste de su dominio y creó, con ayuda del Agua, el primer río de todos. Luego, fue al Noroeste y, con ayuda del Fuego y de la Tierra, creó el primer volcán y la primera montaña.
Ya con esto, los hombres empezaron a trabajar y a vivir mas alegres, pero la Oscuridad todavía no desaparecía.
Los años pasaron, Kakán, a pesar de ser mitad dios, envejecía a la vez que su reino iba creciendo. Pero el no estaba satisfecho, ya que su hermano no estaba cumpliendo su promesa.
Un día, decidió visitar a su hermano antes de que se le agotasen las fuerzas.
- Hermano, ¿porque no has cumplido tu promesa de borrar a la Oscuridad?
- Porque tu no has cumplido tu parte del trato tampoco.
- ¿A que te refieres? Mis hombres nunca han sido más felices.
- La felicidad no lo es todo, muy pronto dejaran de trabajar, pensarán que sus dioses les darán todo lo que necesitan. Morirán lentamente
- ¿Y que puedo hacer para impedirlo?
- Debes demostrarles que la balanza de la vida no se inclina a favor de nadie. Debes sacrificarte para que lo entiendan…
Y con esas ultimas palabras, Kakán regresó a su reino.
Había reunido a todos los hombres frente al volcán y la montaña que el había creado.
Kakán se subió a la cima del volcán e inició su discurso:
- Hermanos y hermanas, los he reunido aquí para hablarles de la vida. La balanza de la vida no se inclina a favor de nadie y, para probarlo, yo mismo moriré. Sabiendo que mi muerte les dejara enseñanzas y traerá felicidad, me despido.
Luego de haber terminado su discurso, la lava del volcán ascendió, creando una pared de fuego, que envolvió a Kakán completamente. Todos miraban asombrados mientras su héroe se volvía cenizas.
Luego de un momento de silencio, la lava se fue, dejando una montaña de cenizas. El Viento llevó las cenizas del semidiós Kakán hacia un páramo lejano, al Norte del reino, y allí las dejó caer. Las cenizas se volvieron sal, y se creó el primer salar.
A partir de ese momento, mas volcanes, montañas, ríos y salares se esparcieron por todo el reino de los diaguitas. Al mismo tiempo, la Oscuridad se iba disipando, dejando ver grandes extensiones de tierra y, más allá de estas, océanos.
Y si se preguntaban acerca del primer río, volcán, montaña y salar, solo les diré que ahora son conocidos como el Río Colorado, el Volcán Durazno, la Cordillera de San Buenaventura (una vez extendida) y el Salar del Hombre Muerto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ajjajajajjajajajajaja , nqv el cuantoo , buenoo me pasee , hermoso bloog(:

Anónimo dijo...

muy bueno el cuento... sigue asi